La luna en nuestras vidas

De pequeña tuve la dicha de estar más tiempo en carretera y en la playa que en tierra firme. Siempre recuerdo a papá decir la fase de la luna mientras yo observaba silenciosa y minuciosamente el cielo. ¿Cómo saber cuándo era menguante o creciente? ¿Por qué habían noches sin luna y aún hablaban de ella?

Con el tiempo y la consciencia tomaría nota en mi memoria de mi tía Guise cortando su jazmín en cuarto creciente para que floreciera. De tía Lali haciendo injertos de rosas en luna nueva. De mamá mocharse el cabello en cuarto menguante. De las mareas del océano pacífico con cronometro suizo en luna llena. Y, como no, de escuchar los chistes -despectivos- urbanos como “le pegó la luna”.

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