Ser emprendedor y tener una vida

Lo escribía en otro artículo, trabajar en nuestro sueño de vida es un combustible orgánico y súper poderoso, ciertamente nos da una fuente inagotable de motivación y nos conecta con un propósito que nos hace vibrar de emoción, pero no es un traje de súper héroe, ni viene con un clon.

Nos vendieron el combo del emprendimiento con las papitas re-fritas de una calidad de vida paupérrima a costa de la salsa “tu sueño de vida”, y lo compramos. Hoy emprendedores –o no- asumimos con un orgullo sobre el hombro el trabajar 24×7 olvidándosenos algo: la vida.

Más allá de conocer los ciclos de tu empresa y saber aprovecharlos para mantener la homeostasis de tus cuerpos –físico, mental y emocional-, lograr tiempo personal en medio de la vorágine laboral sí es posible.

Estoy convencida de que cada quién se hace su camino, y es una filosofía que aplica para cualquier área de la vida incluyendo esta. Sin embargo, acá les dejo algunos tips que han cambiado –o me han devuelto- mi vida:

  • El to do list nunca se termina: un emprendedor NUNCA llega a estar sin nada más por hacer. Cuando integré esto en mi vida de “cumplida” fue como quitarme un grillete. Es una liberación saber que trabajando de más o tomándome ese ratico libre igual voy a tener una lista de cosas por hacer esperándome.
  • Establecer prioridades por área: una de las características que tenemos los emprendedores es la multifuncionalidad, estar al tanto de tanto es abrumador pero sobre todo inefectivo. Es por esto que siempre tengo dos listas de cosas por hacer, una global donde anoto todo lo que tengo por hacer, y una lista de prioridades por área que generalmente hago para cumplir entre 1 y 2 semanas.
  • Hacer de lo que me gusta/quiero/deseo una tarea: los emprendedores somos víctimas y victimarios cuya arma es el tiempo, por eso aprendí que mis intereses en la vida son también parte de mi distribución horaria. Hacer esto con la seriedad de quien cumple un dead line ha cambiado mucho en mí, desde hacerme más productiva porque mi mente reposa hasta hacerme más feliz porque me nutro de otras pasiones. Colócate 1 día o unas horas “laborales” a la semana para dedicarte a eso ¡y cúmplelo!.
  • No hacer nada está bien: nuestra cultura occidental ha satanizado el dolce far niente, pero lo cierto es que nuestros cuerpos necesitan descansos absolutos para poder funcionar óptimamente. Sin duda luchar contra esta culpa es vital.
  • Delegar, de verdad: esto es algo a aplicar cuando se tiene un equipo o aliados, aunque seamos capaces de hacerlo todo debemos reconocer cuáles no son nuestras fortalezas e intereses y dejarlo en manos de quienes se especializan en ello. Mi mantra para delegar de verdad es “que no se haga como yo lo haría no significa que no está bien hecho”, hay que aprender a diferenciar gustos de resultados.