El amor es torpe y corta nota

Hoy tuve un almuerzo fantástico con unas amigas igualmente fantásticas. Entre un roll y otro nos encontramos contando las anécdotas más torpes de nuestras relaciones -las de ellas además tienen vestido de novia y llaves de apartamento-, ellas hablaron más que yo y no se si se dieron cuenta, pero los momentos menos románticos de sus relaciones son puntos emblemáticos.

Las escuchaba y se me mezclaban los audios y las imágenes, con los cuentos de mis tías, mis escenas y las de otros. El amor es tan torpe, tan corta nota, pensé.

Mi amiga, la de las imágenes literarias, dijo “la gente -y uno- cree que el amor son estrellitas y escarcha… El amor es un chaparrón de sudor”.

Todas coincidimos en algo, las sorpresas, las noches kinky, los corsé, la champange y hasta los regalitos cuchi no forman la pareja. La pareja es eso que resulta después de pelearse en la propia noche del aniversario, o el viaje que se enchava por una depresión sorpresa, o la noche romántica en la que te terminaron agarrando el pelo para que no se te metiera en el toilet mientras vomitabas por intoxicación con la langosta.

La pareja es eso que pasa justo después de que te cortan la nota con un “esos sostenes parecen de fieltro” y son la última colección de La Senza. Sí, porque si las cosas siguen después de la torpeza, la relación gana seguridad, complicidad… entonces, llega el momento de llamarse pareja.

PD: también es cuchi, con estrellas, aceites y encajes… pero eso es agua tibia.