La energía que se coloca en un proyecto propio es enorme, de hecho no sabemos que la tenemos hasta que nos lanzamos a esto de ser creadoras de nuestro propio sueño. Tampoco sabemos lo posesivas que podemos ser.
La maternidad es también creativa y como lo vemos en la humana podemos tener la excesiva preocupación, la profundización del estado de alerta, el síndrome de la esterilización, la promesa de la perfección… ¡oh las primerizas!
Sabemos que la mayoría de las madres pasarán por ahí, sin embargo no hay niños sanos emocional, espiritual y socialmente bajo la histeria del novato. La maternidad también debe madurar, delegar, despedirse en el colegio –y revisar la tarea-, emocionarse con las sorpresas del acto de fin de curso, comprender al fin y al cabo que lo gestaste, lo maduraste, lo trajiste al mundo material y siempre te sentirás responsable, pero no eres tú –aunque sea tuyo-.
No se equivocaron de columna, si en los últimos 2 párrafos suplantan mamá por emprendedora/creadora y niño por proyecto/empresa estaríamos hablando de negocios ¿cierto?.
Los inicios ameritan mayor inversión de tiempo, atención y energía. Hay que formar las bases, proteger-nos, crear-nos. Si hacemos bien el trabajo llegará el momento de ir sumando talentos a nuestro sueño. DON’T PANIC!
La única forma de crecer es comprender que tú eres una cosa y tu proyecto otra. Parece obvio pero no lo es – con más de 8 años en el área de consultoría les puedo decir con toda propiedad que no lo es-. Debemos ir desprendiéndonos de la neo-esclavitud que significa ser emprendedor, poco a poco diversificar de nuevo tu energía, enriquecerte de otras fuentes de inspiración, escuchar, aprender y muy especialmente buscar asesoría. Nuestro talento debe ser la piedra angular pero es muy soberbio pensar que es lo único o el todo.
Hay muchas razones por las que esto sucede, poco a poco las iré trabajando en esta columna, pero la central es creer que por ser tu sueño/proyecto/hijo-creativo eres la única persona que sabe cómo es tu marca. EPIC FAIL.
El camino de la creación –con efectividad- es colectivo, multifactorial y con un gran desafío: tener la madurez para reconocer cuáles son mis gustos e intereses vs. los de mi proyecto.
¿Ese logo se parece a ti o transmite la esencia y el objetivo de tu marca? ¿esa tipografía te gusta a ti o es congruente con la identidad del proyecto y ha sido elegida con criterios de marketing y diseño? ¿esa alianza es porque te parece cool o porque aporta a tu plan de negocios a corto mediano o largo plazo? ¿ese evento es para invitar a tus amigos y salir en medios o es para el posicionamiento en audiencia potencial y objetiva?
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Si estás lista para crecer buscarás asesoría para escucharla y nutrir la toma de decisiones, no para llenar un to do list del curso de gerencia. Las empresas son como los hijos, al principio tú tomas decisiones por ellos, luego ellos hacen lo propio –y nunca lo harán como lo harías tú, porque no eres tú-.